jueves, 29 de noviembre de 2012

La historia de Mike

Buenos días gente!

Hoy os voy a contar una historia real, un testimonio de un coronel estadounidense con síndrome de Tourette, la enfermedad que tratamos ayer.

Cuenta la historia de un hombre fuerte, un hombre que intenta día a día llevar una vida normal, a convivir con su "incómoda" enfermedad.

Sin otro particular, ya sabéis, estaré por aquí mañana. Que tengáis un buen día!

La historia de Mike


Síndrome de Tourette: Superar los obstáculos

Foto de Mike

“Me llamo Mike Higgins, soy padre, pastor, esposo, decano de estudiantes de un seminario, ministro, coronel de alto rango del Ejército de los Estados Unidos y tengo síndrome de Tourette”.

La primera vez que escuché a un médico decir ‘síndrome de Tourette’ no tenía idea de lo que estaba hablando. Nunca había oído de esa enfermedad. No conocía a nadie que hubiera oído hablar de eso antes. A los 12 años, pasé muchos días recostado en la cama pensando en lo que me estaba ocurriendo y que no podía controlar. Me hacía preguntarme: ‘¿Por qué nací así?’
Creo que no recibí el diagnóstico hasta los 28 años de edad, porque los médicos de la familia no sabían del síndrome de Tourette. Había estado en entrenamiento durante 3 semanas en el Valle de la Muerte, en California, estaba muy acalorado, muy sucio y tenía toda clase de tics. El comandante de mi batallón lo notó y me ordenó hacerme examinar. Finalmente, visité a un neurólogo y me preguntó si alguien en mi familia había tenido esto. Le dije que mi abuelo lo había tenido. Y respondió: ‘Creo que sé qué es lo que tienes’.

Nunca creí que alguna vez llegaría a casarme porque me parecía que ya era suficientemente difícil ser soltero y tener el síndrome de Tourette. Pero en mi vida familiar actual, solo se trata de quién soy. Pienso que mi esposa Renee es una mujer muy madura espiritualmente y todavía me apoyo en ella, porque ha sido mi defensora en todo esto, ayudándome todo el tiempo, y realmente ha estado a mi lado. Nunca me ha tratado como una víctima y no me permite ser una víctima.
Las iglesias a las que he asistido tienen estilos de oración muy celebratorios. Cuando estoy predicando, no me afectan mucho los tics; a veces en lo absoluto. Parece como que hay un periodo de gracia cuando estoy concentrado en algo que me apasiona. Si podemos educar a los ministros, pastores y demás líderes religiosos acerca del síndrome de Tourette, ellos a su vez podrán educar a los miembros de sus congregaciones, a las familias de niños con el síndrome de Tourette, así como a las personas que no saben de ese trastorno.

No creo que el síndrome de Tourette acabe con tus sueños. Solo creo que puede ponerte una o dos barreras adicionales para lograr tus sueños. Pero puedes superarlas. Como digo, ‘Puede ser que tengas el síndrome de Tourette, pero no tiene que dominarte’”.

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